El Instituto Pedro Goyena entiende esto, y asume el compromiso de hacer de la infancia una etapa en que más allá de lo estrictamente educativo tome partido el corazón, que los niños de nuestra comunidad transiten su niñez por nuestros espacios apropiándose de ellos y sintiendo el amor con el que todo se hace por y para ellos.
Lo cierto es que, sin importar las condiciones en las que se ha vivido la niñez, ésta se caracteriza, más que cualquier otra etapa subsiguiente, por la “ley del crecimiento continuo”. Como afirman la psicología, la psiquiatría, la psicopedagogía y otras disciplinas afines, la infancia es como la “matriz extra uterina” que nos contiene y en la que nos desenvolvemos los primeros años de existencia. Resulta como el rompecabezas donde se van articulando las diversas piezas que irán construyendo nuestra identidad y el perfil de nuestra personalidad. Por ello celebrar el día del niño, con todo lo que significa para los chicos, dejará una pequeña marca en ellos que año tras año podrá aumentar, y que con cada acción de amor que podamos brindarles se perfeccionará para formar sujetos de bien, capaces de amar y ser amados.
