A través de ilustraciones y juegos, se buscó trabajar de manera articulada la lectura, la escritura y la gramática. Y se introdujo la categoría de sintagma nominal.
Complementando con la redacción de Microrrelatos, se enfatizó la importancia de la Gramática en la escuela primaria y los primeros años del nivel Secundario. Y mediante la realización de una secuencia didáctica se pudo trabajar contenidos gramaticales desde un enfoque Sociocultural.
La escritura es una tecnología cuyo dominio requiere un entrenamiento especializado y costoso. La institución encargada de llevar a cabo ese entrenamiento ha sido, desde su origen, la escuela. En ella, los niños tienen la oportunidad de entrar en contacto con textos escritos y desarrollar las habilidades necesarias para comprenderlos y producirlos. A través de la enseñanza de la lectura y la escritura, la escuela ha ejercido, históricamente, una labor de disciplinamiento y fijación de normas y valores, a la vez que ha propiciado los modos de reflexión y elaboración de conocimiento que permiten el acceso a la ciencia y la teoría. Esos modos de producción del conocimiento están estrechamente vinculados al carácter diferido, distanciado y controlado de la comunicación escrita, que favorece la objetivación del discurso y su manipulación. Por eso, el entrenamiento en la elaboración de textos escritos de cierta complejidad, que demandan procesos de composición, ha sido, desde siempre, tarea de la escuela.
En distintas culturas y en diferentes momentos históricos, la escuela selecciona y valora habilidades discursivas y cognitivas diversas a través de las prácticas que promueve. Tanto esas prácticas como el discurso que las funda, las prescribe y las describe constituyen valiosos objetos de análisis para acceder a las representaciones que la sociedad y las instituciones han construido de sí mismas y de sus funciones en el transcurso de la historia.